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17/01/2022Efecto rebote en la conducción
02/02/2022Explicamos en este artículo en qué consiste el estrés. Qué efectos tiene sobre nuestro comportamiento, en especial cuando conducimos. Cuáles son sus causas. E, importante: ¡cómo evitarlo!
En primer lugar, habría que definir qué se entiende por estrés. Según el manual “Psicología aplicada a la conducción”, publicado por la Dirección General de Tráfico (DGT) en 2017, el estrés se produce cuando se altera la rutina cotidiana o se avecina un cambio -sea este negativo o positivo-, lo que requiere que busquemos soluciones ante estas posibles transformaciones. No es igual para todos. Su intensidad dependerá de nuestras características, situación personal y estado psico-físico.
El estrés es un efecto que tocamos en el artículo Consecuencias psicológicas de los atascos, donde abordamos la psicología del tráfico. Puede cumplir una función adaptativa, ser útil para emprender tareas o resolver problemas. Pero, ante una excesiva tensión o frecuencia, supone un trastorno. De ahí que debamos evitarlo.
Efectos del estrés, causas del estrés
- La densidad del tráfico; su ralentización causa nerviosismo y frustración.
- Una anticipación negativa, en lo que al estado del tráfico se refiere (“vamos a pillar un atasco”).
- Aparcar es fuente tensiones, tanto por el tiempo de espera como por la posibilidad de interrumpir el tráfico mismo.
- El ruido del claxon, las sirenas de los vehículos de emergencia…
- El deseo de adelantar, en especial cuando circulamos en una carretera secundaria, donde el riesgo del adelantamiento es alto.
- La prisa, que nos acelera y por lo tanto nos lleva a conducir asumiendo más riesgos.
- Incorporaciones y rotondas son altamente estresantes, por las maniobras que requieren.
- Los cambios de rutinas en el trayecto, debido a obras y trazados provisionales, son fuente de estrés.
- Una discusión con los pasajeros, ya sean pequeños o mayores.
- Que un insecto se cuele en nuestro vehículo.
- El vehículo en reserva provoca agobio, sobre todo si la gasolinera más cercana queda lejos.
- La climatología adversa, es decir, conducir con nieve, lluvia, niebla, bajo una tormenta o intenso granizo, etcétera.
- El no poder consultar nuestro móvil es fuente de estrés reciente, dada nuestra dependencia de la tecnología, tan actual.
- Problemas diversos que están en nuestra cabeza, y que no nos abandonan durante la conducción: preocupaciones varias, una enfermedad, conflicto de pareja, dificultades familiares, laborales…
Algunos tips para adelantarnos al estrés (y evitarlo)
Es cierto que la conducción puede llevarnos a un ataque de nervios. El comportamiento humano en la conducción es así. En cualquier caso, y para evitar situaciones potencialmente peligrosas, es mejor prevenir el estrés.
- Debemos ser conscientes del estado en el que nos encontramos.
- Igualmente, hay que analizarse, aceptando los síntomas.
- Tenemos que planear nuestro desplazamiento con tiempo, sin prisas.
- Cuando conducimos es mejor pensar en los problemas cotidianos.
- Adaptar la velocidad a las circunstancias del camino, el tráfico y nuestro estado emocional.
- No enfadarnos ante la densidad de vehículos, dado que nada podemos hacer para evitarlo.
- Guardar la distancia de seguridad y empatizar con los conductores lentos o torpes (todos lo fuimos alguna vez, especialmente de noveles).
- Descansar adecuadamente antes de un viaje en coche.
- No tomar alcohol ni drogas.
- Controlar a los niños previamente, si se viaja con ellos, planeando su entretenimiento.
- Controlar la temperatura del vehículo.
- Ensayar nuevas rutas, ante posibles problemas de tráfico.
- Centrarnos en nuestras maniobras y acciones.
- Ser prudentes con la velocidad y conducir relajadamente, si carecemos de experiencia.
- Mantener una actitud positiva ante el volante.