Formación REAC para principiantes (Operador nivel 1)
17/06/2020Formación REAC para cualificados (Operador nivel 2)
08/07/2020Antes de pisar el acelerador en una autopista o autovía, debemos pensar en efectos como el efecto túnel, que puede restarnos visibilidad y contribuir a una situación de peligro. Sin darnos cuenta, casi.
Cuando se experimenta el efecto túnel, lo que se divisa es el fondo: a los lados, nada. El efecto túnel producido por la velocidad excesiva reduce la panorámica de la visión, e impide que podamos reaccionar con rapidez ante un obstáculo. Pongamos por ejemplo un animal (por cierto, recordamos que el tema de accidentes de tráfico y animales ya lo tocamos aquí en el blog).
Pero volvamos al efecto túnel. Se basa en los ángulos de visión (de 180º cuando estamos parados). ¿Qué pasa cuando nos ponemos en movimiento? Pues que nuestro ángulo de visión se va reduciendo, poco a poco, a medida que la velocidad va aumentando. Así, a 65 km/h pasaría a ser de 70º, mientras que a 100 km/h se quedaría en 42º. Si se nos ocurriera la locura de poner el vehículo a 150 km/h, el ángulo de visión apenas sería de 18º.
La Dirección General de Tráfico lo explica de manera muy didáctica en este vídeo, titulado precisamente así: El efecto túnel. Vídeo que formaba parte de una serie para ilustrar la campaña “Mejor, más despacio”, en enero de 2019. Campaña que pretendía concienciar con respecto a la reforma del Reglamento General de Circulación, que en diciembre de 2018 fijó el límite de velocidad en 90 km/h para las carreteras convencionales.
Tal y como recogió la propia DGT en 2015, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Andalucía habría estudiado cómo las imágenes de objetos y personas se proyectaban sobre la retina de manera difusa debido a la velocidad. Lo que en suma disminuía la visibilidad. Y aumentaba, por supuesto, las posibilidades de sufrir un accidente.
¿Cómo evitar la visión de túnel?
El informe colectivo “Los accidentes de tráfico: una problemática juvenil” (Fundación Francisco Ferrer, 1995), arrojaba datos de la DGT que evidenciaban el gusto por la velocidad por parte de la mayor parte de quienes conducían, independientemente de la edad: el 90 % de los conductores sobrepasaba el límite de velocidad en las autovías, entonces situado en 100 km/h (hasta 1992, cuando pasó a equipararse al de las autopistas), mientras que un 30 % era capaz de poner el coche a 140 km/h con pasmosa tranquilidad.
Hoy en día, el límite en una autopista o autovía está en 120 km/ para los turismos, motocicletas, autocaravanas y pick-up. Sin embargo, vivir y conducir rápido sigue siendo una cultura que no remite y es un peligro, no sólo para conductores y conductoras, sino para toda la comunidad.
El porcentaje de accidentes en el que la velocidad es alta sigue siendo elevado, pese a que ahora factores como el de la distracción ganan triste protagonismo, también. La única manera de evitar el efecto túnel es seguir las señales de tráfico y adecuarse a las normas de circulación.