Conducir en pendientes pronunciadas
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25/03/2019Frenar con comodidad para evitar los peligrosos alcances. Adelantar adecuadamente otro vehículo. La distancia de seguridad es una obligación que cada persona que conduce debería asumir desde el kilómetro cero.
Pero, ¿es la distancia de seguridad una cuestión matemática? Por supuesto que no. Puesto que dependerá de las circunstancias climáticas que haya en ese momento (la lluvia, el hielo o la nieve precisan mayor distancia de frenado), de la velocidad a la que vayamos, del espacio existente entre los vehículos que circulan, así como del estado de la carretera por la que se conduce. Una excesiva confianza por parte del conductor con respecto a su coche puede ser el motivo por el que, en ocasiones, puede verse a vehículos excesivamente pegados, unos a otros; algo incomprensible, ya que la distancia de seguridad es un mantra que se imparte desde la autoescuela misma, en el período de formación.
La distancia de seguridad ha de guardarse con respecto al vehículo que nos precede, tanto para circular por detrás como para poder adelantarlo lateralmente sin causar peligro a terceros. El Reglamento de Conductores es claro: al realizar una maniobra no debemos “obligar a otros conductores a modificar su trayectoria o velocidad”. Y es que las cifras de fallecidos y heridos graves de 2016 a causa de colisiones traseras y múltiples son dramáticas: 145 y 1.000, respectivamente.
Con respecto a las distancias laterales, a la hora de adelantar, tendríamos que dejar al menos un metro y medio con respecto al vehículo que estamos adelantando. En el caso de que se trate de bicis o motos, se deberá extremar la precaución, dada la mayor vulnerabilidad de ciclistas y motoristas.
Dos segundos
La Dirección General de Tráfico (DGT) ofrece unas indicaciones aproximadas con respecto a los “tiempos” que deberían contenerse en la distancia adecuada, si bien esto tampoco es igual siempre. En este sentido estaría la “regla de los dos segundos”, que se calculan pronunciando “1101, 1102…”. La niebla y la lluvia, además de las condiciones del firme, si son malas, pueden hacernos ampliar a tres segundos o más, incluso. Hay que tener en cuenta que, en apenas dos segundos, somos capaces de recorrer 28 metros si vamos a 50 km/h. Distancia que se ampliaría a 50 metros (si conducimos a 90 km/h), y a 66 metros (si alcanzamos los 120 km/h).
En los túneles, por ejemplo, tendríamos que guardar un intervalo de cuatro segundos o 100 metros, ampliable en caso de que conduzcamos un vehículo pesado de más de 3.500 kilogramos (en este caso, la distancia con respecto al vehículo de delante ascendería a 150 metros o seis segundos).