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27/08/2020La sujeción en un vehículo, tanto de pasajeros como de objetos, es importantísima. En un accidente, cualquier objeto animado o inanimado se convierte en un proyectil muy peligroso.
¿Eres esas personas que, todavía, pese a su obligatoriedad, resta importancia al cinturón de seguridad en las plazas traseras del vehículo? ¿No te disuaden los 200 euros de multa ni los tres puntos menos en el carnet de conducir? Eso es porque desconoces en qué consiste el efecto elefante. La Dirección General de Tráfico (DGT), siempre preocupada por hacer pedagogía de la seguridad en la conducción, difundió hace tiempo una serie de gráficas -os mostramos una de ellas- muy ilustrativas de cómo cualquier pasajero o un objeto pueden llegar a convertirse en el peor proyectil posible, de producirse un accidente.
El concepto de efecto elefante nace en Francia a raíz de una campaña de seguridad vial destinada a promover el uso del cinturón. El mensaje era claro: “No viaje con un elefante en el asiento trasero”. Y es que, en caso de colisión o golpe fuerte, tanto las personas que viajamos el coche como los objetos que transportamos nos debemos a la ley física que dice lo siguiente: si no existe sujeción alguna, el peso en movimiento se multiplicará. Es simple.
Es muy común, lamentablemente, que buena parte de las víctimas que arrojan las carreteras, cada año, no llevaran puesto el cinturón (en 2018 fueron un 23 % de las personas fallecidas en accidentes, según la DGT). Estamos hablando de 185 personas. Demasiadas, teniendo en cuenta lo sencillo que es abrocharse el cinturón de seguridad.
La DGT pone el énfasis, además, en los trayectos cortos, donde quizás nos relajamos más al respecto de cómo viajamos o qué llevamos por ahí suelto en el vehículo. Botellas, bolsas con alguna compra, libros, móviles o tabletas… pueden resultarnos inofensivos. Pero su volumen y peso, en un accidente, podrían resultar fatales.
Las cifras del efecto elefante
Quizás si hablamos de cifras se entenderá mejor. A una velocidad de solo 60 km/h, un pasajero de 75 kilogramos de peso golpearía el asiento delantero con una fuerza similar al peso de un elefante (4.200 kilogramos de peso). Este sería, como dice la DGT, “el efecto del efecto”, en este caso sobre la persona que conduce (aparte del daño propio que puede sufrirse si se sube a bordo sin cinturón: las posibilidades de salir despedido o despedida aumentan).
Los ejemplos van más allá del elefante. Si vamos a 50 km/h, hablaríamos de 787 kilogramos de peso (el equivalente a una jirafa); pero es que un ordenador portátil puede ser igualmente peligroso a la misma velocidad (85 kilogramos de peso, en este caso equivaldría a un jabalí). A medida que se incrementa la velocidad, cada uno de estos objetos -un biberón de bebé lleno, incluso- sería enormemente dañino. Así que cuidado con el efecto elefante.
Fuente de las imágenes: Revista DGT