La peor de las pesadillas para alguien que trabaja con una grúa de auxilio en carretera es sufrir un accidente al acudir a un rescate o siniestro. Por desgracia, ocurre más a menudo de lo que se piensa: entre 2013 y 2014, al menos 20 operadores de grúa perdieron la vida trabajando, según la Dirección General de Tráfico (DGT).
El Observatorio Nacional de Seguridad Vial sobre siniestralidad, en relación con la actividad de auxilio -con motivo de una inmovilización previa del vehículo por accidente o avería-, arroja unas cifras, entre 2015 y 2016, terribles: 50 fallecidos, 113 heridos hospitalizados y 768 heridos no hospitalizados.
Un 20 % de las muertes de personas en autopistas y autovías (303, solo en 2018), se produjo por atropello, “gente que bajó del vehículo o que estaba trabajando”, ha llegado a reconocer Pere Navarro, director de la DGT.
Pero es que la cronología reciente de los accidentes y arrollamientos mortales con los operarios de auxilio en carretera como víctimas principales no dejan de sucederse. Es una cuestión muy grave para el sector:
En la actualidad, en el Registro de Vehículos constan más de 3.000 titulares con 11.000 vehículos destinados a las operaciones de auxilio. De ahí que el sector haya peleado duro, en los últimos años, por una legislación como la del Real Decreto 159/2021 que regula los servicios de Auxilio en Carretera, aprobado el 16 de marzo de este año.
Antes, como contábamos en este artículo, el grupo de trabajo GT-42 ‘Grúas de Auxilio en Carretera’ (desde el Consejo Superior de Tráfico), llevaba desde 2000 impulsando un protocolo de auxilio en carretera que dignificase la profesión, contribuyendo a algo tan esencial como la seguridad.
Protocolo que el grupo de trabajo del Consejo Superior de Tráfico, Seguridad Vial y Movilidad Sostenible elaboró en 2014, y que serviría de base y guía para mejorar las condiciones de seguridad en las que se llevan a cabo las operaciones de auxilio. Y que se publicó en 2015.
Las buenas prácticas y la cultura de la prevención son claves para luchar contra estos accidentes. Es el motivo por el que la Red de Empresas de Auxilio en Carretera (REAC) se ha empleado a fondo, desde su fundación, en la formación en prevención de riesgos laborales a diferentes niveles, con profesionales muy cualificados y experimentados.
Porque cualquier vida segada en la carretera, nos afecta.