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Se conoce la relación del calentamiento global con los desastres y catástrofes naturales, en especial los relacionados con el incremento de las temperaturas y la subida del nivel del mar. Inundaciones, incendios causados por las olas de calor, tormentas de mayor intensidad, huracanes más agresivos… son algunos ejemplos. El número de desastres relacionados con el clima se ha triplicado en los últimos 30 años, según datos de Oxfam Intermón. Y recordemos que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible -el decimotercero-, consiste en “tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”.
Pero es que la alteración climática, antropogénica (es decir, de origen humano), trae consigo más consecuencias. Comencemos con un dato que afecta a nuestro sector, el del auxilio en carretera: el Libro Verde de la Comisión Europea de noviembre de 2000 hablaba de que el consumo energético de los transportes representaba, a finales de los noventa, un 28 % de las emisiones de dióxido de carbono, causante del efecto invernadero.
La responsabilidad del sector de la carretera, en general, y la influencia del transporte por carretera como sector cuyas emisiones han ido creciendo en la última década, empezaba a preocupar en 2010. En esa época España ya incumplía la cuota asignada por el Protocolo de Kioto: un aumento del 15 % sobre nuestras emisiones base de 1990, que en 2010 eran de un 50 % más.
En 2012, un informe del Centro Común de Investigación (JCR) de la Comisión Europea lanzó la advertencia de que había que elaborar nuevas estrategias de diseño y mantenimiento de las carreteras. Debido a los fenómenos meteorológicos extremos, el deterioro de las red viaria podría afectar seriamente al tráfico. Incluso incrementar el riesgo de accidentes.
La red viaria española: estudio de la UPM
No es de extrañar que La Vanguardia haya recogido aquí, recientemente, un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) -en concreto del Centro de Investigación de Transporte-, que se ha dedicado a estudiar la red de carreteras y la red ferroviaria española en relación con este asunto. ¿Cuál sería la influencia que el cambio climático tendría sobre nuestras carreteras entre 2045 y 2055?
Según el estudio de la Politécnica, las condiciones climáticas promedio están cambiando, de modo que la funcionalidad de la infraestructura de transporte podría verse comprometida, según Emilio Ortega, investigador implicado en este trabajo. Si bien el estudio, que ha analizado 396 tramos de carreteras, arroja unos resultados no muy negativos en el caso español (un 7 % de la red afectada), al menos en trayectos críticos.
La investigadora Belén Martín Ramos ha explicado, igualmente, que fenómenos como el ablandamiento del asfalto “no ocurrirían en los tramos que más contribuyen a la accesibilidad global”. Eso sí, de las erosiones, deslizamientos de tierra e inundaciones en terrenos colindantes no nos libramos… lo que debería afrontarse con un mantenimiento adecuado.
Ingeniería y sostenibilidad
En un proyecto vial, una curva IDF (Intensidad-Duración-Frecuencia) de las lluvias es vital, puesto que traduce el comportamiento de las precipitaciones en un lugar determinado, y durante un período concreto. La ingeniería tiene muy en cuenta este instrumento a la hora de plantear una obra. Se trata, además, de un indicativo que va cambiando con el tiempo, es decir, ha de actualizarse.
La innovación es fundamental. La autovía A2, entre Guadalajara y Alcolea del Pinar, se ha convertido en una de esas carreteras inteligentes capaces de prever si en tres décadas lloverá más, o cuál sería la duración de las olas de calor en 2098. Existen otros experimentos similares en Europa, teniendo en cuenta los climas de cada país y las problemáticas concretas de cada territorio.
Por lo demás, es preciso indicar que la inversión en pavimentación y rehabilitación de una carretera sería capaz de evitar emisiones de CO2 procedentes de los vehículos que circulasen por esa vía. Es lo que defienden organizaciones como la Asociación Europea de Asfalto y Pavimento, que ha presentado un informe en este sentido ante el Parlamento de la UE.