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Fue atributo de vehículos de alta gama, aunque con los años se ha vuelto más común. Eso sí, se trata de un extra caro. Una tecnología que nace, como tantas, en la industria aeronáutica.
En 2011, los sistemas de información en el parabrisas eran un elemento extra para vehículos, sobre todo, de lujo. En este completísimo artículo de Xataka ya aseguraban que, en una década, los denominados Head-Up Display -conocido por sus siglas HUD– serían algo mucho más generalizado en los coches. Head up es un verbo compuesto en inglés que significa “estar al frente de”; tenía su sentido llamar así a este elemento que parecía un poco de ciencia ficción y que, en los sistemas actuales, opcionales, suele superar los 1.000 euros.
Los “parabrisas pantalla”, como también puede denominarse esta tecnología, suponen la proyección, en el cristal del vehículo, de información de utilidad e importancia para quien conduce. La sensación que se tiene al contemplar esta proyección es que los datos parecen “flotar”, por delante del propio parabrisas, de ahí que no necesitemos enfocar en otro sitio. Esta pantalla flotante nació en 1942 -como ha ocurrido con otras tecnologías- en la industria aeronáutica militar.
Los pilotos podían consultar determinados datos de interés mirando al cristal de la cabina, pero sin distraerse. El invento pasaría a la aviación civil y a la automoción a finales de los años ochenta. Lo hizo de la mano de Chevrolet, que lo incorporó como un elemento futurista en 1965, en su modelo Corvette Mako Shark II. Oldsmobile lo empezó a producir en 1988, así como Nissan en un par de modelos y General Motors, que se encargaría de aterrizar el sistema HUD a finales de los noventa en el Pontiac Grand Prix del momento. En Europa desembarcó gracias a BMW, en 2004.
Otras características del HUD
Velocidad y límites de velocidad de la zona que estamos atravesando, entre otros datos de navegación, son algunas de las informaciones que pueden verse reflejadas en el parabrisas, gracias a este sistema. Actualmente se han diversificado los datos, así que es posible consultar indicaciones del navegador, además de servir de advertencia de la proximidad de peatones o animales en la calzada cuando es de noche. Los más avanzados utilizan realidad aumentada.
Tanto la altura como el brillo pueden ajustarse, para comodidad de la persona que conduce. Los hay fijos, pero también de casco (los HMD, o Helmet Mounted Display); en este caso, la información se proyecta en la visera del casco, o en una lente, siempre a la altura de los ojos, para que no desviemos la atención.
