Controlar la velocidad es el objetivo principal de un radar, pero no solo. A partir de 2020, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha anunciado un nuevo tipo de radar con otros cometidos que complementan los de dispositivos más antiguos. Así, antes de hablar de qué son los radares de tramo, mejor detenerse en la inminente llegada del radar de proximidad. Éste se dedicará a vigilar que conductores y conductoras respeten la distancia de seguridad entre vehículos cuando el tráfico sea fluido (si hay retenciones, este radar detendrá su actividad).
Guardan cierta similitud con los que avisan cuando un coche se salta un semáforo rojo, los llamados “radares de semáforo”. O con los denominados radares de cinturón que, repartidos por todo el territorio nacional -algunos de ellos toman instantáneas desde los helicópteros Pegasus de la DGT-, sancionan a aquellas personas que olvidan o eluden abrocharse el cinturón, obligatorio para todo el pasaje de un vehículo.
La regla general -sin considerar cuestiones como la velocidad o las condiciones meteorológicas- dice que hemos de contar dos segundos de margen entre nuestro vehículo y el que circula por delante de nosotros. Margen que se amplía a cuatro segundos o 100 metros en túneles, o bien cuando el clima es adverso (hielo o nieve, lluvia). Cuatro son, igualmente, los puntos del carnet que podemos perder en caso de no respetar la distancia de seguridad (se añade una multa de 200 euros).