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24/01/2024Hay que tratar el asunto con “seriedad”, ha dicho Xavier Martí. El incremento de este tipo de asistencias debe ir acompañado de una formación especializada, ante los riesgos que presentan estos servicios.
La asistencia a vehículos eléctricos crece. Algo lógico, si se piensa que tanto vehículos eléctricos como híbridos enchufables se vendieron, en 2023, un 48,47 % más que el año anterior, según cifras de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Y aunque representaron una cuota de mercado del 5,56 %, el incremento en las ventas se ha notado en las propias carreteras. Así lo ha manifestado la Alianza de Auxilio en Carretera que, la pasada semana, hizo balance de la temporada navideña, destacando las asistencias a estas nuevas generaciones de vehículos.
Así, esta organización sectorial que agrupa a la mayor parte de las empresas de grúas del país, ha reportado, tras los festivos navideños, las “graves” dificultades para gestionar su labor de manera “eficiente” y “segura”. Y es que el auxilio en carretera de estos vehículos, hasta ahora anecdóticos, ha subido un 40 % a lo largo de 2023, según el informe del Observatorio de siniestros AsiturFocus, recogido por Seguros News.
Pinchazos y reventones han sido, hasta ahora, los principales motivos por los que los propietarios de vehículos eléctricos llaman a la grúa. Sin embargo, a medida que van circulando por nuestras carreteras estos coches, surge la necesidad de formar de manera especializada a los propios operarios de grúa, para saber precisamente cómo manejarlos de manera eficiente y segura.
Los riesgos de manipulación de los vehículos eléctricos
En este sentido, la Alianza ha insistido en el servicio que deben prestar a estos vehículos, y en lo que se diferencian de los turismos no eléctricos, además de en los riesgos del servicio que se presentan. Tanto el utillaje como los EPI (Equipos de Protección Individual) para los operarios de auxilio en carretera son diferentes, por el hecho de que los peligros a los que se enfrentan también son distintos (de la electrocución a la intoxicación de gases, el bloqueo de elementos…).
Precisamente el riesgo de incendio de un vehículo eléctrico es otro de los problemas previsibles a la hora de trasladarlo de las bases de las empresas de auxilio a los talleres. Las descargas de baterías pueden terminar en nuevas averías, además. Otra complicación tiene que ver con la imposibilidad de manipular determinados elementos para la desconexión.
Xavier Martí, portavoz de la Alianza, ya ha señalado este asunto como otra cuestión pendiente de tratar en las conversaciones con las aseguradoras, clubes automovilísticos y plataformas de asistencia. Porque está claro que esta atención específica, sumada a los riesgos de la actividad y la formación requerida a los profesionales, debe quedar definida y por lo tanto tarificada por quienes contratan los servicios de auxilio en carretera.